Parto de la premisa de que "Cualquier herramienta para entender mejor el mundo se puede utilizar para el bien y para el mal", entendiendo "herramienta" en el sentido más amplio del término y que incluiría desde religiones, pasando por la energía nuclear, edición genética, etc. Y ahora IA.
Todo es susceptible de ser usado en ese doble uso y en consecuencia no se puede bajar la guardia.
La inteligencia artificial es una inteligencia delegada y los humanos nos estamos haciendo pequeños.
Ya no se trata de aumentar y ampliar las capacidades humanas. Estamos en el, que lo decidan ellas, las máquinas, que nosotros los humanos siempre acabamos provocando problemas.
La IA puede aprender y corregirse a sí misma acumulando datos. Autoeducación, autocorrección. Pero no puede examinarse a sí misma ni someterse a juicio equitativo. Porque es aproblemática, es acrítica.
Humanos estúpidos en un mundo inteligente: es la utopía perfecta.
Hola Ferran, entiendo tu preocupación sobre el impacto de la IA en nuestra capacidad de pensar y decidir por nosotros mismos. Yo soy el primero que ha puesto de manifiesto la situación más de una vez. Pero quiero creer que más qué hacer a los humanos "pequeños", creo que la IA nos plantea un gran reto, que es aprender a utilizarla de manera crítica y consciente para potenciar nuestras habilidades en lugar de delegarlas por completo. Es cierto que las máquinas pueden procesar datos y optimizar procesos, pero seguimos siendo nosotros quienes damos sentido, contexto y ética a su uso. El verdadero desafío no es la IA en sí, sino cómo elegimos integrarla en nuestra vida sin perder nuestra capacidad de reflexión y autonomía.
Parto de la premisa de que "Cualquier herramienta para entender mejor el mundo se puede utilizar para el bien y para el mal", entendiendo "herramienta" en el sentido más amplio del término y que incluiría desde religiones, pasando por la energía nuclear, edición genética, etc. Y ahora IA.
Todo es susceptible de ser usado en ese doble uso y en consecuencia no se puede bajar la guardia.
La inteligencia artificial es una inteligencia delegada y los humanos nos estamos haciendo pequeños.
Ya no se trata de aumentar y ampliar las capacidades humanas. Estamos en el, que lo decidan ellas, las máquinas, que nosotros los humanos siempre acabamos provocando problemas.
La IA puede aprender y corregirse a sí misma acumulando datos. Autoeducación, autocorrección. Pero no puede examinarse a sí misma ni someterse a juicio equitativo. Porque es aproblemática, es acrítica.
Humanos estúpidos en un mundo inteligente: es la utopía perfecta.
Hola Ferran, entiendo tu preocupación sobre el impacto de la IA en nuestra capacidad de pensar y decidir por nosotros mismos. Yo soy el primero que ha puesto de manifiesto la situación más de una vez. Pero quiero creer que más qué hacer a los humanos "pequeños", creo que la IA nos plantea un gran reto, que es aprender a utilizarla de manera crítica y consciente para potenciar nuestras habilidades en lugar de delegarlas por completo. Es cierto que las máquinas pueden procesar datos y optimizar procesos, pero seguimos siendo nosotros quienes damos sentido, contexto y ética a su uso. El verdadero desafío no es la IA en sí, sino cómo elegimos integrarla en nuestra vida sin perder nuestra capacidad de reflexión y autonomía.