Crónica de una cumbre donde el futuro se jugó entre ética, cheques y dragones digitales
En el corazón de París, donde los algoritmos tienen acento francés (pero ambición global)
Estos días atrás, el Grand Palais de París se ha convertido en set de una película que mezcla House of Cards con The Social Network para dar cabida a la Cumbre de Acción sobre IA. Entre cristales inteligentes y cafés sobrecargados, líderes de 80 países discutían el futuro de la IA con la intensidad de una temporada final de Succession. He seguido con interés (escéptico) como se ha desarrollado el evento, tratando de descifrar si estábamos en el amanecer de una utopía tecnológica o en el prólogo de una distopía.
Acto 1: Europa, el Jedi ético con cuenta bancaria premium
El presidente francés, Emmanuel Macron, inauguró la cumbre internacional sobre inteligencia artificial en París anunciando inversiones por 109.000 millones de euros en IA. Además, afirmó, "debemos establecer normas para el avance de la IA" como un elemento central de la política europea al respecto. Sin embargo, nos podemos preguntar si el "espacio ético" europeo regirá la IA por principios de transparencia. La Unión Europea aspira a liderar con código abierto (queriendo verse reflejada en los avances de DeepSeek en China) y energía limpia, adoptando un enfoque similar al de una startup. Pero detrás de este idealismo hay sustancia: infraestructuras de datos robustas y alianzas con países en desarrollo. Un movimiento estratégico... si logran que el mundo adopte su mantra de una IA "verde y colaborativa".
Europa juega al ajedrez en modo zen, pero en la mesa de poder, las fichas se vuelven de cristal cuando China y EE. UU. respiran en la nuca.
Acto 2: EE. UU., un Trump que odia las reglas (y firma cheques con explosivos)
Mientras en París se hablaba de ética, Trump lanzaba su plan de 500.000 millones en IA. «America First aplica hasta en los algoritmos» debió de pensar Elon, aunque parece que este golpe le ha salido mal, ya que ha beneficiado a su némesis (OpenAI). La negativa a firmar la declaración ética fue un giro predecible. El enfoque anglosajón es puro laissez-faire con esteroides. Me imagino a Trump y a Keir Starmer diciendo: «Las regulaciones son para perdedores». Su estrategia queda clara: invertir, desregular y dejar que el mercado decida. ¿Riesgo? Pues algo comparable a conducir un coche a alta velocidad sin cinturón de seguridad ni airbags.
Una partida de ajedrez mundial con piezas de código
Desde que el guion de Black Mirror empezó a parecerse a nuestra realidad, la inteligencia artificial se ha convertido en el arma y el trofeo de una nueva Guerra Fría. Pero esta vez, los bandos no se dividen entre capitalismo y comunismo, sino que sencillamente luchan por la
¿Es realmente posible competir con EE.UU. sin un marco ético? ¿O será como construir un Ferrari sin frenos?
Acto 3: China, el elefante (dragón) en la habitación
DeepSeek, el proyecto estrella chino, estuvo en boca de casi todos, como si decir su nombre en voz alta fuera algo necesario para marcar posiciones. China estuvo presente mediante Zhang Guoqing, viceprimer ministro chino y mientras Europa y EE. UU. debatían, Pekín ha expandido su IA en África y América Latina mediante la ruta de la seda digital con la sutileza de Sun Tzu. Su jugada maestra: tecnología dual (¿vigilancia interna o desarrollo global?) y paciencia milenaria.
DeepSeek es el 'Sputnik' que ha sacudido Wall Street y desatado la paranoia tecnológica
Creo que el asunto DeepSeek es digno de análisis y muestra de ello es que no solo internet, sino también todo tipo de medios han dedicado parte de sus recursos a hacerse eco de lo que está pasando con esta empresa China.
Si esta cumbre fuera 'La Casa de Papel', China sería El Profesor: opera desde las sombras, con un plan milimétrico que nadie entiende hasta que es demasiado tarde.
El momento más cinematográfico: la declaración que dividió el mundo
El 11 de febrero, 60 países firmaron el pacto por una IA «abierta e inclusiva». EE. UU. y Reino Unido se abstuvieron, argumentando seguridad nacional. Fue como ver a dos alumnos fiesteros negarse a entrar en clase. ¿Motivo real? Mantener la libertad de crear sin ataduras… o tal vez el miedo a que Europa les robe el protagonismo.
Sin embargo, en este escenario se despliega un doble mensaje que invita a profundizar. Por un lado, la abstención se configura como una afirmación de soberanía, es decir, un acto de autonomía que les permite preservar la agilidad en su proceso de innovación sin comprometerse a un marco regulador que, en su opinión, podría limitar su capacidad de reacción. Por otro, esta decisión se percibe como una advertencia, un recordatorio de que esta partida no se ganará solo con inversión, sino también con el control de las reglas del juego. Esta tensión, en la que la libertad creativa se enfrenta a la necesidad de una gobernanza ética, refleja la complejidad de un escenario en el que cada movimiento está cargado de intenciones estratégicas, dejando entrever que el futuro de la IA estará marcado por una constante negociación entre apertura y control.
«Detrás de cada decisión hay una guerra de narrativas».
¿Y ahora qué? Tres escenarios posibles (con aroma a sobremesa española)
"Modo 'Cuéntame cómo pasó':
Los bloques tecnológicos se reparten el mundo como en la Guerra Fría, con la UE intentando ser la voz madura de Antonio Alcántara, EE. UU. jugando a la modernidad y China manejando la trama en segundo plano. Todo suena muy conocido... y no tiene un final claro.""El 'Gran Hermano Digital':
Las corporaciones superan a los estados y los datos se convierten en moneda de cambio. Meta y OpenAI repartiéndose confesiones, China vigilando desde la sala de control y la audiencia, enganchada, sin saber si es parte del show o del experimento.""La 'Operación Triunfo Global':
Una crisis mundial impulsa la colaboración: todos se suben al escenario a cantar 'We Are The World' versión IA. Pero, cuando apagan las cámaras, cada uno vuelve a su estudio para lanzar su hit por separado."
¿En qué mesa del bar quieres sentarte?
La IA será lo que decidamos, una herramienta para construir o un ladrillo más en el muro de la vigilancia. Europa apuesta por el idealismo, EE. UU. por la inmediatez, China por la paciencia. Y nosotros, la ciudadanía, ¿seremos los que deciden el menú o solo los que se quejan del precio?
Como diría Rosalía, «Dios nos libre del dinero, que a veces mata, a veces hiere». En 2025, el verdadero poder no estará en los despachos, sino en quien controla los datos. ¿Te apuntas a la partida o te quedas mirando cómo reparten las cartas?
«Tecnocasta»
Como casi Boomer, inmigrante digital y early adopter (qué bien queda esto último), he visto cómo las Big Tech no solo han cambiado la forma en que nos comunicamos o consumimos información, sino que han transformado silenciosamente las reglas del juego social, político y económico
Algunas fuentes consultadas:
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