El reciente anuncio de Facebook de cambiar el nombre de la empresa matriz, ese rebranding me da que pensar en un intento de escapar de la mala reputación que ha acumulado y sobre todo que se dejen de ver que sus tentáculos son muy largos. Por ejemplo en WhatsApp ya no aparece «from FACEBOOK».
De momento lo que queda bastante claro es el hecho que la marca #Facebook ha perdido y que para muchos está muerta, de ahí esa salida hacia adelante de Mark Zuckerberg.
Metaverso
Pero dejando de lado lo bienintencionado o no que ha sido el cambio de nombre quiero reflexionar un poco sobre la nueva marca «Meta».
Por un lado tenemos toda la teoría ciberpunk de los metaversos, esos espacios digitales en los que nuestros alter ego pueden desarrollar vidas completamente paralelas, como en Oasis de Ready Player One. Imagino que todas tenéis más o menos en mente un escenario similar. El que sea un poco boomer en Internet recordará espacios como Second Life en los que incluso países como Suecia formalizaron su presencia en ese metaverso. También muchos políticos no dejaron pasar la oportunidad de hacer campaña en un intento de atraer nuevos perfiles para ganar votos, como fue el caso de Paloma Saiz en las elecciones a la Alcaldía de Oviedo de 2007. Un espacio en el que incluso hubo un intento de democratizarlo convocando elecciones a sus «habitantes» para tomar decisiones. Y por supuesto novelas como Neuromante de William Gibson, o películas como Matrix.
Sobre los metaversos y lo que significan y plantean os recomiendo «Metaverso: ¿Hacia la interfaz total?» de Carlos A. Scolari. Hace un recorrido más que interesante haciendo un poco de arqueología digital para ver que significa eso del metaverso y lo que supone la propuesta de Facebook.
De momento un metaverso puede suponer muchos cambios. Y no solo para el ocio y el entretenimiento, sino también para expandir cualquier aspecto de nuestra vida. En lo laboral hará ganar peso a una implantación del teletrabajo y no quiero ni imaginarme lo que será ir a la oficina en el metaverso en hora punta.
Para Facebook el metaverso supone mucho más que ofrecer un alter digital a todo lo que nos rodea. Para Facebook puede suponer un paso más para constituirse como una nación. Tiene gente (sus usuarios), una filosofía de gobierno (sus normas y condiciones de uso son su constitución y sus leyes), una moneda (La antes llamada Libra ahora se lanzará como Diem) y ahora una tierra (el metaverso).
La tecnología está superando a la gobernanza, y lo hace de una manera que va en contra de la democracia funcional
Metadato
Y aquí es donde el otro META adquiere relevancia, los metadatos. Esos datos asociados a los datos. Unos datos que nos dicen mucho más que el propio dato.
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Muchos habréis podido leer la noticia sobre Whatsapp y cómo va a compartir información con Facebook sí o sí. Tener en cuenta que no es poca la información que WhatsApp capta a pesar de la encriptación de extremo a extremo. La verdadera fuente son los metadatos:
Revelan a quién conoces, con quién te envías mensajes, cuándo y con qué frecuencia.
El desde dónde lo hacemos, cuando lo hacemos, porqué lo hacemos, con quién lo hacemos… y todos esos hacemos es lo que empieza a importar. A través de los metadatos nos perfilan, saben quienes somos lo que nos gusta y lo que no. En definitiva que para mantener ese capitalismo de vigilancia que describe Shoshana Zuboff lo que necesitan son los metadatos. Marta Peirano en el enemigo conoce el sistema, también explica muy bien lo que supone el uso de los datos para intentar hacernos predecibles. Hay que luchar contra los algoritmos y saber como escapar a la vigilancia de las redes sociales. Tener en cuenta que vosotros sois vosotros y vuestros metadatos.
Ya lo decía Julen Iturbe-Ormaetxe en «no son los datos, son los metadatos»
En este delirante mundo del Big Data, el metadato es el compañero que no te deja ni a sol ni a sombra. Se pega a ti como una lapa y no te suelta jamás. Coge el megáfono y va informando ¿a quiénes? de lo que haces y dejas de hacer. Esos metadatos requieren más atención. No podemos construir sistemas en los que confiemos si no tomamos conciencia sobre el metadato.
https://www.consultorartesano.com/2014/03/no-son-los-datos-son-los-metadatos.html
Para finalizar os recomiendo el capítulo de la redada «lo que busca Facebook convirtiéndose en Meta, así es su estrategia» en el que Fan Gómez cuenta qué es lo que quiere Facebook con su cambio de aspecto. Como él dice «meta es más que un cambio de nombre».
Carlos, no se lo has leído, echa un vistazo al siempre crítico Nicholas Carr: https://www.roughtype.com/?p=8935
Conste que aquí, desde luego, hay rebranding a quintales. Pelillos a la mar, ¿no?