Este número de CluPad te debería haber llegado ayer, pero parece que han habido problemas en Substack y muchos no lo han recibido. Si ya te había llegado, puedes aprovechar para darle un vistazo de nuevo…
Me imagino que como muchos de vosotros, que sois padres y madres, os habrá llegado el momento de poner un móvil, una consola, una tablet o un portátil (por citar algunos dispositivos) en la vida de vuestros hijos e hijas.
No sé vosotros, pero por experiencia sé que no hay tarea más ardua que intentar controlar a un menor en el uso de los dispositivos. Son verdaderos pozos sin fondo y si no se encuentran con unos límites en su uso, este puede llegar a ser desproporcionado.
Cuando llega el momento de dejarles empezar a utilizar algún dispositivo, normalmente un móvil (por aquello de que así siempre lo tengo localizable - JAJA), llega el momento de plantear ciertas normas y ciertos límites de uso. Es mucho mejor plantearlo desde un principio y de manera acordada y que sepa en todo momento qué conlleva entrar en Internet.
Vais a poder encontrar muchas guías de como hacerlo, de como gestionar el tema, pero creo que lo más válido es el sentido común. Cada casa es un mundo, pero creo que vale la pena tener en cuenta lo siguiente:
Se pueden utilizar herramientas que os ayuden en las primeras etapas a conocer el uso que está haciendo de Internet. Qué aplicaciones, cuanto tiempo les dedica, a qué horas se conecta, etc. Una aplicación que a mí me ha funcionado muy bien es Qustodio, pero también tenéis otras perfectamente válidas como Family Link de Google.
Estas herramientas además os deberían servir para marcar unos límites de uso. Por ejemplo que a partir de una determinada hora no pueda seguir utilizando un determinado dispositivo, que no le dedique más tiempo del estipulado a su uso, o que no acceda a determinados contenidos no apropiados para su edad.
En ningún caso se debe querer controlar, sino que el objetivo es acompañar. El control genera rebeldía y en eso no les vamos a ganar. Os lo digo por experiencia. Van a encontrar la manera de desactivar la aplicación de control, de saltarse los límites y de hackear el acceso simplemente mirando por encima de vuestro hombro la contraseña de acceso. Paciencia y aprender a gestionarlo.
A medida que crezcan hay que ir reduciendo los límites y dar confianza y responsabilidad. Creer en su autonomía como personas y su necesidad de explorar y de equivocarse también, ¿por qué no?
Dar ejemplo. Evitar comer con el móvil encima de la mesa, de consultarlo constantemente. El uso que vosotros hagáis de los dispositivos les servirá de coartada para justificarse.
Evidentemente que van a haber muchos problemas a los que enfrentarse. Creo que el principal es estar al día de lo que les interesa y cómo entenderlo nosotros mismos. Os pongo un ejemplo. El día que decidí instalar y jugar a Among Us porque había visto que jugaba, me sentí totalmente desplazado intentando moverme por un juego que desconocía completamente. Por suerte esa locura inicial duró poco, en seguida fui elegido como impostor y fui expulsado al espacio. Vamos todo un primer éxito en Among Us. Pero la experiencia me sirvió para poder hablar sobre el tema y conocer como jugaba con sus amigos, como establecían estrategias, socializaban, etc. Si lo miramos un poco en profundidad, ¡no es tan malo! Unas habilidades que le pueden ser muy útiles.
Recordar que parte de su realidad está en lo digital, se han cambiado los terrenos de juego, su contexto es otro.
Intentad conocer un poco más de lo que les interesa, intentarlo compartir. En la medida de lo posible, claro. No queráis ser un colega más en Instagram, ni compartir un servidor en Signal o enviarle un SnapChat. Acompañar, no lo olvidéis.
Conocer un poco más sobre lo que utiliza, dónde gasta el tiempo y cómo. Os dará las claves para ir por el buen camino.
Por último, os dejo un artículo sobre el estudio que ha llevado a cabo Digital Resilience junto al Oxford Internet Institute “Digital resilience: a quick guide for parents”. En el estudio «se descubrió que los niños más vigilados y controlados estaban en realidad menos seguros en Internet. Los que tenían libertad para usar Internet, con el apoyo de sus padres, eran menos propensos a sufrir daños en la red y más propensos a disfrutar de experiencias positivas, como el aprendizaje de una nueva habilidad. El concepto de resiliencia digital es la clave de este enfoque, en el que en lugar de restringir las actividades online de tus hijos les enseñas algunas habilidades clave.»
Sé que quedan muchas cosas en el tintero. Ya volveré a sacar el tema. Pero mientras si quieres compartir tu experiencia adelante. Estará bien escucharte ¡Seguro!
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