Adolescentes neoluditas, insumisos a la tecnología
💣📺 El neoludismo, representado por Black Mirror, alerta sobre los peligros de la tecnología. No se trata de odiarla, sino de reflexionar, encontrar equilibrio y preservar nuestra salud mental.
Los neoluditas basan su preocupación en el impacto negativo de la tecnología en los individuos, las comunidades, y en el medio ambiente. El neoludismo estipula el uso del principio de precaución para todas las nuevas tecnologías, exigiendo que esas tecnologías sean probadas y seguras antes de ser adoptadas por la sociedad, debido a los efectos desconocidos que podría traer su implementación.
Jóvenes neoluditas
📚 Los miembros del Club Luddita se dedican a leer libros y ampliar sus horizontes intelectuales.
🌳 Realizan actividades al aire libre, como pintar y hacer manualidades.
💡 El club promueve un estilo de vida sin redes sociales ni tecnología.
📱 Algunos jóvenes están optando por abandonar sus teléfonos y descubrir experiencias más auténticas.
👥 El Club Luddita está ganando popularidad y otros institutos podrían formar sus propios capítulos.
👩👧👦 Los padres de los miembros del club están enganchados a la tecnología, lo que refuerza la decisión de los jóvenes de desconectarse.
🔝 Este movimiento sugiere un cambio en la percepción de las redes sociales entre los adolescentes y cuestiona su valor en comparación con experiencias más enriquecedoras.
Con cada avance tecnológico ha habido personas que han renegado del mismo. Han intentado seguir viviendo sin dicho avance y loando las bondades del cómo se hacían antes las cosas. El rechazo hacia estos avances principalmente se puede dar por dos motivos. Por desconocimiento o por miedo. Por ejemplo, en el momento en el que nos encontramos ahora, junio de 2023, con la irrupción de la IA generativa, uno de los principales miedos es la pérdida de los puestos de trabajo, amén de otros como el de la pérdida de privacidad o el empleo poco ético que se pueda hacer de estas herramientas. Para paliarlo no se queman servidores o se ponen virus en estos programas, sencillamente se aboga por una mejor regulación. Pero todo y con ello, en momentos como el presente podemos encontrarnos con grupos neoluditas, aunque lo que no es normal es encontrarnos en este grupo de resistentes a la tecnología a jóvenes que renuncian a smartphones y redes sociales.
En un artículo del New York Times se narra la historia de un grupo de estudiantes de secundaria en Brooklyn que formaron el Club Luddita, dedicado a promover un estilo de vida sin redes sociales ni tecnología. Los miembros del club se dedican a actividades como leer libros, pintar y hacer manualidades. La fundadora del club, Logan Lane, relata cómo se liberó de su teléfono y comenzó a explorar diferentes experiencias. Todo un nuevo estilo de vida para un grupo de jóvenes.
Este cambio indica que algunos jóvenes están comenzando a rechazar la cultura de las redes sociales y la tecnología. Al menos, la digital, ya que están reforzando otras redes sociales y otras maneras de acceder a la cultura, a los contenidos. Están intentando recuperar el contacto personal, el tú a tú. Pero por muy loable que sea esta iniciativa, cabe preguntarnos si es sostenible en el tiempo. Si serán capaces de vivir sin un smartphone o sin un correo electrónico.
Teléfonos tontos
📱 La tendencia de tener teléfonos más simples está en crecimiento.
💡 Los «teléfonos tontos» imitan la estética de los smartphones pero tienen funciones limitadas.
🌍 No es una locura querer un teléfono más «tonto» en un mundo cada vez más «inteligente».
👥 La simplicidad tecnológica busca distanciarse del bullicio y la saturación de información.
🤔 Explorar nuevas formas de relacionarse con la tecnología puede abrirnos a nuevas perspectivas y oportunidades.
De momento parece que este tipo de necesidad de simplificar lo digital encuentra su sitio, incluso en el desarrollo de nueva tecnología. Parece que el deseo de tener un teléfono más simple en un mundo cada vez más “inteligente” es creciente. Si buscáis por los «dumber phones» descubriréis toda una colección de modelos que imitan la estética y el diseño de un teléfono moderno, casi nórdico, pero que más allá de llamar y gestionar SMS sirve para poco más. Ah, y por un precio nada desdeñable.
Un teléfono simplificado no significa escapar de la realidad, sino explorar nuevas formas de relacionarse con la vida pública mientras se conserva la funcionalidad necesaria. La nostalgia por tecnologías más simples surge de un deseo de distanciarse del bullicio de la sociedad y el comercio frenético. No olvidemos que la información en exceso puede infoxicar y limitar formas más originales de pensamiento.
¿Es una locura querer un teléfono más “tonto” en un mundo cada vez más “inteligente”? Quizás no. Abrazar la #tontería puede abrirnos a nuevas perspectivas y oportunidades en nuestra relación con la tecnología.
Neoludismo llevado al extremo y traído al centro
💣 Theodore Kaczynski, el Unabomber, sembró terror con sus ataques en rechazo al avance tecnológico.
📺 La serie Black Mirror nos advierte sobre los peligros de la tecnología en futuros distópicos.
🤔 El neoludismo se refiere a la resistencia y crítica hacia la tecnología y sus efectos en la sociedad.
💡 Algunos neoluditas se preocupan por el impacto en el empleo y la salud mental.
⚖️ Existen perspectivas más moderadas que buscan encontrar un equilibrio entre el uso y abuso de la tecnología.
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Theodore John Kaczynski, conocido como el Unabomber, durante décadas sembró terror con cartas bomba en rechazo al avance tecnológico. Si se busca el término «neoludita» aparece en los resultados por ser etiquetado como neoludita debido a su rechazo a la tecnología. Kaczynski fue un genio con un coeficiente intelectual superior, pero su vida se torció debido al bullying que sufrió en la escuela. Abandonó todo y se convirtió en un neoludita militante, viviendo una vida simple en los bosques de Montana. Sus ataques buscaban alertar sobre los peligros del desarrollo tecnológico.
Otro ejemplo de neoludismo, o al menos lo deja traslucir, es la serie Black Mirror que capítulo tras capítulo nos avisa de los peligros de la tecnología en una serie de futuros distópicos, aunque alguno de ellos parece que poco a poco se van haciendo realidad. No sé si será por series de ¿ficción?, como esta, o por el alarmismo tecnológico – qué vende muy bien – pero parece acertado decir que se está despertando la conciencia sobre las consecuencias que puede acarrear el uso desmedido de la tecnología.
Como escribió Isabel Ibáñez hace unos años en el Correo el neoludismo se refiere a la resistencia o crítica hacia la tecnología y sus efectos en la sociedad. Constata que hay diferentes tipos de neoluditas, desde aquellos que reaccionan negativamente a las agresiones tecnológicas hasta los que adoptan una filosofía anti-progreso tecnológico. Algunos neoluditas se preocupan por el impacto en el empleo y la salud mental, mientras que otros cuestionan las promesas tecnológicas. Aunque el neoludismo puede tener una función necesaria al alertar sobre las consecuencias negativas del progreso tecnológico, también existen perspectivas más moderadas que buscan encontrar un equilibrio.
Si adoptamos ese punto de vista más moderado, hasta yo, que soy un usuario compulsivo de todo lo nuevo que aparece, a mí que me gusta cacharrear, pero también que soy consciente de a dónde nos puede llevar el uso y abuso de la tecnología, puedo afirmar que soy neoludita.
Ser neoludita es reflexionar sobre nuestra relación con la tecnología y cuestionar sus promesas. No se trata de odiarla, sino de conservar nuestra salud mental y desconectarnos cuando sea necesario.
Una reflexión final sobre los neoluditas
En un mundo cada vez más inmerso en la tecnología, la aparición de estos adolescentes neoluditas es un recordatorio poderoso de la importancia de desconectarnos y reconectar con lo auténtico. Su valiente elección de renunciar a la dependencia de los dispositivos y las redes sociales nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia relación con la tecnología. A través de su búsqueda de experiencias más significativas y la exploración de lo simple, nos invitan a cuestionar si estamos verdaderamente encontrando satisfacción y conexión en un mundo digitalmente saturado. Su movimiento nos inspira a considerar cómo podemos encontrar un equilibrio saludable entre la tecnología y nuestra vida real, redescubriendo el valor de la desconexión, la introspección y la conexión humana genuina.