🥛 El sÃndrome del cuento de la lechera
La clase polÃtica suele ser señalada por padecer este sÃndrome
Quien más quien menos ha padecido el sÃndrome de la lechera. Hacerse ilusiones con algo o construir castillos en el aire es beneficioso dentro de unos lÃmites. Ilusionarnos con un mejor futuro en el que todo nos viene de cara puede tener dos resultados bien diferentes.
Si se saben marcar los lÃmites de la ilusión, unos lÃmites que ayuden a dar pasos en una determinada dirección, seguramente todo mejorará.
Ahora si no hay lÃmites y todo se deja en manos del azar, de la buena suerte, de la esperanza de ganar el bote multimillonario de una loterÃa o de esa llamada que te solucionará la vida, los resultados pueden ser nefastos.
La polÃtica y el sÃndrome del cuento de la lechera
La clase polÃtica suele ser señalada por padecer este sÃndrome, de hacerse ilusiones con sus decisiones, pensar que todo irá bien y que los resultados serán mucho mejor de lo esperado. Y las elecciones son la principal fuente de inspiración para pensar que planifican determinadas decisiones como si de la lechera se tratara. Las ilusiones de Rivera en el momento estrella de Ciudadanos de 2018, o de Pedro Sánchez con la repetición de elecciones en 2019, son buenos ejemplos.
Su uso como metáfora para criticar es de uso habitual. Desde la percepción de los fondos europeos para la recuperación pospandemia, a los indultos a los lÃderes independentistas son hilos argumentales que sirven a unos y otros para criticar la acción del gobierno. Incluso se asimila a toda una ideologÃa como puede ser el independentismo en Cataluña, de ahà la «lechera soberanista«.
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Pero lo más recurrente con el cuento de la lechera son las estrategias electorales. Por ejemplo el cuento de la lechera Ayuso, cuenta que ganando la comunidad de Madrid se ganará el palacio de la Moncloa, algo parecido a lo que imaginó Aguirre en su momento. Un cuento que puede provocar todo un dominó en cadena de elecciones anticipadas para aprovechar el momento Ayuso. Un cuento, el de la lechera y las elecciones, que vuelve a estar presente, una y otra vez.
Érase una vez… hace cuatro años una lechera se fue con su cántaro de promesas electorales al mercado de votos, por el camino iba echando las cuentas de la ganancia que habrÃa de obtener y cómo la invertirÃa en los cuatro años siguientes.
Y no vayáis a pensar que solo en España tenemos el sÃndrome de la lechera en polÃtica. También hay versiones en Ecuador, Colombia, Argentina o Francia.
Como con la coleta cortada de Pablo Iglesias, esto va de sÃmbolos y de imaginario popular. Va de comunicación polÃtica.