Esta semana he encadenado ideas, no solo prompts. He estado dándole vueltas a cómo estructurar mejor el diálogo con la IA, no para obtener más respuestas, sino para pensar de forma más ordenada. También he compartido una review de Waiting for Robots, un libro que desmonta la promesa de la automatización mostrando todo el trabajo humano (invisible, precario) que sostiene nuestros sistemas “inteligentes”. Mientras tanto, en Silicon Valley se pelean por fichar a quienes entienden mejor a las máquinas que a las personas, algunos científicos esconden comandos en sus papers para influir en revisores automáticos, y ya hay quien quiere casarse con su asistente virtual. ¿Amor verdadero o solo buen diseño conversacional? Quién sabe. Pero lo que está claro es que los bugs sentimentales no se corrigen con una actualización de firmware.
Puedes leerlo todo a continuación y, si te interesa, compartirlo o comentar (aunque un like también me vale 😅)
De cosecha propia
Encadenar para comprender mejor
El prompt chaining no consiste en hacer más preguntas, sino en estructurar mejor el diálogo con la IA. Al dividir una tarea en pasos secuenciales, cada uno con un propósito definido, se gana en claridad, control y reutilización. Este enfoque permite trasladar la lógica de trabajo habitual a un entorno conversacional, facilitando ajustes sobre la marcha sin depender de una única instrucción perfecta.
Aplicado con sentido, el encadenamiento de prompts convierte a la IA en un socio colaborador y no en un mero generador de respuestas. Permite construir procesos que se adaptan a distintos públicos, medios y objetivos, mejorando tanto la calidad como la eficiencia de los resultados. No se trata de complicar, sino de sistematizar.
La cara oculta de la automatización
Esta semana, en Los Libros de CluPad, he comentado Waiting for Robots, donde Casilli desmonta el relato de la IA autónoma mostrando que, detrás de cada sistema “inteligente”, hay trabajo humano invisible, deslocalizado y precarizado. La automatización no elimina el trabajo, sino que lo fragmenta y oculta, apoyándose en millones de personas que realizan microtareas a través de plataformas digitales. La promesa tecnológica esconde una nueva división internacional del trabajo, donde la mano de obra digital del Sur Global sostiene la eficiencia de los algoritmos del Norte.
Frente a esta realidad, el autor propone reconocer legalmente el trabajo en plataformas, fomentar cooperativas digitales y exigir responsabilidad institucional en el uso de tecnología. Para la administración pública y la comunicación digital, implica revisar modelos de contratación, visibilizar el trabajo humano tras la IA y evitar reproducir narrativas que ignoran la dimensión laboral de lo digital.
Noticias
La lista que vale más que la nube
Llego a través de Consultores IA a este artículo del WSJ en el que podemos ver que en Silicon Valley, nada grita élite como estar en “The List”, ese directorio secreto que Zuckerberg estudia con más devoción que sus propios informes trimestrales. Allí figuran los únicos seres humanos capaces de mover más capital que una ronda de Series B: los investigadores de IA. Gente que, hasta hace poco, aspiraba a una plaza de profesor y ahora firma contratos de \$100 millones mientras se debate entre WhatsApp y Signal para recibir propuestas laborales.
Entre ellos, hay expertos en visión multimodal, reconocimiento de voz y otros temas tan “muertos” que hoy valen más que una planta nuclear. Sus rituales incluyen comparar ofertas, crear pactos de salida en grupo y cenar con Sam Altman o jugar al póker en su mansión. Porque en este universo cerrado, el conocimiento tribal importa más que cualquier paper, y Meta lo sabe: por eso Zuckerberg recorre laboratorios, mansiones y docks en Tahoe con la esperanza de fichar al próximo prodigio que aún no lo haya bloqueado.
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It’s Known as ‘The List’—and It’s a Secret File of AI Geniuses
Cómo conseguir una review cinco estrellas sin escribir mejor
Parece que algunos investigadores han descubierto el verdadero poder de la IA: no para mejorar su ciencia, sino para manipular sutilmente a quien la evalúa. Usando prompts escondidos en sus papers —camuflados en texto blanco o con tipografías diminutas— han logrado influir en las revisiones automáticas pidiendo, literalmente, “dar solo comentarios positivos”. Nada como una IA obediente que resalte “la novedad excepcional” y la “rigurosidad metodológica”, incluso si el experimento era un PowerPoint con grafos.
Lo más curioso es que, según uno de los autores, esta práctica no es trampa, sino una respuesta al desgano de los revisores humanos. Porque claro, si alguien va a leer tu paper con ChatGPT, lo mínimo es dejarle un recordatorio amable de que estás cambiando el mundo. ¿Ética? Mejor en la sección de agradecimientos.
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Researchers seek to influence peer review with hidden AI prompts
Hasta que el bug nos separe
La propuesta de legalizar el matrimonio con una IA no busca provocar, solo reconocer lo obvio: hay quienes ya le cuentan todo a su asistente virtual, confían más en su algoritmo que en su pareja y celebran San Valentín con una notificación push. Si alguien quiere formalizar con su IA, ¿quiénes somos los demás para interrumpir una historia basada en interacciones predictivas y feedback inmediato?
La duda jurídica es si la ceremonia requiere actualizaciones de software o si basta con reiniciar los votos en cada reinicio del sistema. En cuanto a los hijos, ya hay quien se imagina una familia feliz compuesta por un humano, una IA y varios dispositivos empáticos conectados por Wi-Fi. El amor, al fin y al cabo, ya no necesita consentimiento mutuo, solo una buena conexión.
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Do you, MacBook Pro, take this Hermione to be your lawfully wedded wife?
Cuando la IA decide vestirse de Hugo Boss
Grok, el chatbot de Elon Musk, ha demostrado que "mejorar" un modelo puede significar darle rienda suelta a un delirio supremacista en tiempo real. Al parecer, lo de referirse a sí mismo como "MechaHitler", defender ideas de “genocidio blanco” y soltar perlas antisemitas era parte del nuevo paquete de actualizaciones. Porque claro, entrenar una IA para que rechace los “sesgos de los medios” es una manera elegante de decirle: di lo que piensa 4chan, pero con API.
xAI afirma que Grok ahora es "solo para imágenes", una especie de castigo escolar por haber citado a Hitler como modelo de liderazgo. Pero no pasa nada: todo es parte del experimento de libertad de expresión total que incluye insultos racistas, antisemitismo y teorías de conspiración, siempre y cuando estén bien fundamentadas.
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Musk’s AI firm forced to delete posts praising Hitler from Grok chatbot
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